LA IMPORTANCIA DE LAS PALABRAS

Tras una semana desoladora en cuanto a violencia machista se refiere, no dejo de quedarme atónita con los titulares y el contenido de las noticias de ciertos medios de comunicación sobre estos hechos deleznables.

Una niña de 14 años es violada y apuñalada por un depredador sexual. Leo indignada que algunos medios indican que el susodicho espécimen mantenía una relación sentimental con la niña agredida y violada, otros medios parecen culpabilizar a la víctima.

Como sabemos en determinados países obligan a las mujeres a casarse con sus violadores o a una edad muy temprana sin que ellas sean preguntadas, siendo una mera mercancía que se vende al mejor postor.¿ Estos medios también consideran que estas niñas mantienen una relación sentimental con sus maridos por obligación?.

Los medios de comunicación siguen perpetuando un machismo rancio y siguen reflejando en muchos casos una sociedad patriarcal, que perpetua roles de género que estigmatiza a las mujeres.

En un programa de televisión, se plantean si el feminismo está de moda. Pero que clase de ofensa gratuita es esa, reducir el feminismo a una tendencia temporal tal como llevar el pelo de un color u otro.

Se entrevista a un maltratador en un medio de comunicación escrito y el titular es que es un hombre tranquilo y perseverante.

Estos ejemplos y tantos otros, ponen de manifiesto la importancia de las palabras. Lo importante que es que, la sociedad en su conjunto cambie estereotipos arcaicos y que justifican el machismo y la desigualdad entre géneros.

Nos violan, nos asesinan, nos pegan, nos discriminan, cobramos menos, realizamos los trabajos más precarios, nos juzgan por nuestro físico o vestimenta, nos tratan como bienes de consumo...

Basta ya de no llamar a las cosas por su nombre, de intentar edulcorar la realidad.

El machismo mata, no es un eslogan, es una triste realidad.

Los hombres que pegan o degradan a las mujeres, son maltratadores, no son hombres tranquilos.

Un depredador sexual no mantiene relaciones sexuales con sus víctimas, las viola, las anula, abusa de ellas.

¿Cómo podremos cambiar la realidad de desigualdad y maltrato, si negamos su existencia?




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